La ciencia ha descubierto, que el amor genuino y la validación tienen la capacidad de curar las emociones, y cambiar positivamente la red neuronal del cerebro.
Mi vida se vio afectada negativamente por muchos años, a causa de una identidad falsa llena de vergüenza. No podía ver mi propio valor, ni ninguna contribución significativa que podría ofrecer al mundo. Estos pensamientos y creencias producen acciones correspondientes, que sabotearon mi potencial y restringieron mi capacidad para avanzar.
Porque viví bajo este ciclo de opresión durante tanto tiempo, es que ahora desprecio los pensamientos y emociones que atormentan el alma de cualquier individuo, cuyo valor está encarcelado en la oscuridad de la insignificancia. Me he puesto en su lugar y estoy familiarizada con sus limitaciones y saboteadores. Me he propuesto ser una voz, para confrontar cada mentira devaluadora que hiere el corazón y daña el alma.
En el viaje de mi vida hacia la plenitud del liderazgo (sigo siendo un trabajo en progreso) desarrollé uno de mis entrenamientos favoritos, el Cociente de Validación. Se trata de los atributos que desencadenan el valor del liderazgo personal, lo generan en otros, y transforman positivamente la cultura. He aprendido, que cuando alguien ve y celebra su propio valor personal, instintivamente comienzan a celebrar el de otros. Cuando se establece esta cultura en nuestros hogares y lugares de trabajo, fomentará la sanidad emocional. A su vez, cultiva la toma de decisiones saludable y un espíritu de excelencia que produce mayores niveles de identificación, la productividad y el disfrute, en cualquiera que sea la tarea que se emprende.
Esta cultura de la validación, no sólo confirma el valor individual, sino que da coraje a los corazones. Comunicar palabras de valor y estima, estimula los procesos de pensamiento que convencen a la mente y cambian los sistemas de creencias personales. Ya sea que usted se encuentre en el lado de dar o recibir, en esta revolución de cambio de cultura, las emociones y la memoria siempre se ven afectadas positivamente.
Nuestro físico, cerebro y cuerpo funcionan mejor – tarea o relación-, cuando son afirmados y valorados.
El poder, para colocar valor sobre el alma humana destruirá los prejuicios y la injusticia en cualquier vida o ambiente. Estas acciones encienden los bombillos intelectuales y emocionales, iluminando lo que antes se mantuvo en oscuridad. La capacidad de comenzar a ver el propósito personal, faculta a la toma de riesgos con conocimiento de causa, porque las asignaciones individuales son claramente apreciadas y comprendidas.
El político de la década de 1850, George Pugh dijo: “La biología del cerebro humano está cableada (programada) para agregar valor.” Nuestra mente y cuerpo funcionan en salud, en la medida en que nos alineamos con el pre-cableado de nuestro cerebro. Eso es, ser dadores y receptores de amor, validación y honra. Nuestro entendimiento debe alinearse positivamente, con el hecho de que cada decisión que tomamos, acción que tomamos, o palabra que decimos, añadirá o quitará valor, alentará o desalentará, construirá o derribará.
El liderazgo es una plataforma de influencia, que nos posiciona para liderar esta revolución de la validación. ¡Que nuestra influencia de liderazgo sea para apoyar a otros! Seamos un instrumento de justicia-energía utilizada para el bien-, así como modeladores de bondad y generosidad. Hagamos lo que hagamos para otro, llegará a ser nuestro propio sustento emocional y por lo tanto, la vida será buena.
Dra. Melodye Hilton
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